En el Valle del Cauca, más de 194,000 personas han sido reconocidas como víctimas de desplazamiento forzado, y son parte de los programas que buscan construir una justicia social mediante la implementación de políticas de prosperidad social. Esta información fue compartida por Gustavo Bolívar, representante de la entidad encargada del tema. Según Bolívar, la región cuenta con la mayor población de víctimas a nivel nacional dentro de los programas de apoyo social, aunque cada año, las necesidades de estas personas se hacen más evidentes. En el último año, un total de 115,838 víctimas han recibido acompañamiento a través del ingreso cívico, un componente clave del sistema de transferencia del Plan de desarrollo nacional de Colombia Power of Life.
Además, se han priorizado otros programas de transferencias para beneficiar a la población víctima, que incluyen: el programa del alcalde de Colombia, que brindó ayuda a 23,775 personas; el programa VAT de regreso, con 46,447 beneficiarios; y la iniciativa Young Rent, que ayudó a 8,511 personas. Cada uno de estos programas representa un esfuerzo significativo para aliviar las dificultades que enfrentan las víctimas en sus procesos de recuperación y reconstrucción de sus vidas.
Bolívar enfatiza que es crucial que los programas sociales no solo ofrezcan asistencia, sino que también fortalezcan la resiliencia de la población, permitiendo que estas personas tengan confianza en el respaldo del Estado. En este contexto, la entidad se involucra en la formulación del Consejo Nacional de Política Económica y Social (CONPE), el cual aborda soluciones duraderas con el objetivo de garantizar los derechos y transformar los proyectos de vida de las víctimas de desplazamiento forzado.
Su objetivo es generar la transformación en una víctima del reasentamiento de la población. Foto:Específico
«Desde 2024, hemos estado colaborando con la unidad para las víctimas y el Departamento de Planificación Nacional en la creación de estos Conpes, abordando tres áreas cruciales: la formulación y coordinación interinstitucional; la implementación efectiva de principios de convergencia y complementariedad específicos entre la nación y las distintas regiones; así como la oferta de una gama adecuada de servicios sociales. El fin es fortalecer las habilidades de la población y contribuir a la cohesión social«, afirmó Bolívar.
El objetivo de estos Conpes es mejorar los procesos de articulación y coordinación entre diversas instituciones para fomentar la estabilidad socioeconómica de la población víctima de reasentamiento y la provisión de servicios sociales pertinentes. Esto es fundamental para asegurar una respuesta efectiva que aborde las brechas existentes en el ámbito del reasentamiento.
De acuerdo con la última medición realizada en 2023, el índice de pobreza monetaria para las víctimas de desplazamiento forzado alcanzó el 47.2%. Aunque esto representa una disminución de cuatro puntos porcentuales en comparación con 2022, está casi 14 puntos porcentuales por encima de la media nacional, que fue del 33% en 2023. Esta estadística evidencia que la desigualdad en el país es particularmente dura para aquellos que han sido víctimas de conflicto. Asimismo, la pobreza extrema entre estas víctimas se estimó en un 17.8% en 2023, lo que demuestra un desafío crítico en el camino hacia su recuperación.
¿Qué dice la ONU?
La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación Humanitaria (ONU) ha recopilado datos que revelan que, en los primeros dos meses de 2025, 55,200 personas han sido desplazadas y 80,200 se han visto limitadas en su movimiento, lo que representa un alarmante aumento del 462% en los desplazamientos masivos en comparación con el mismo período de 2024.
El informe señala que el 26% de las personas desplazadas y limitadas son niños, lo que agrava el riesgo de reclutamiento forzado y otras formas de violencia contra la infancia. Mientras tanto, las mujeres constituyen el 24% de la población afectada, muchas de las cuales enfrentan el riesgo de violencia sexual en un contexto de incertidumbre y desplazamiento. Además, las comunidades indígenas y afrodescendientes, que representan el 14% y 10% de las personas afectadas respectivamente, han sufrido la pérdida de sus territorios y el acceso a recursos básicos.
La crisis también ha afectado gravemente la educación en las zonas impactadas. Se estima que al menos 47,000 niños y adolescentes se han quedado sin clases debido a la suspensión de la educación en las regiones afectadas. A su vez, 500 maestros han sido desplazados, lo cual complica aún más la situación de estos jóvenes en medio del conflicto.
Uno de los departamentos más devastados por esta crisis humanitaria es Cauca, que se encuentra entre Valle del Cauca y Nariño. Hasta marzo de este año, se han reportado 3,600 desplazamientos en esta área como resultado de confrontaciones entre disidentes de las FARC y las fuerzas públicas, particularmente en la comuna de Argelia y el Corregimiento El Silver, donde se ha identificado un bastión de la red de disidencias conocida como Estado Mayor Central (EMC).
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