El presidente de los Estados Unidos, inmerso en su guerra comercial global, pone su atención en los planes de Moscú en Ucrania y considera dar luz verde a las recientes anexiones rusas en este país.
El presidente Donald Trump, actualmente embarcado en una intensa ofensiva aduanera que ha sacudido la economía mundial, parece carecer de tiempo para enredarse en la complejidad geopolítica y los costos que implica la Guerra de Ucrania. Dada la falta de avances hacia un Alto fuego permanente, el enviado de Trump para las negociaciones con los rusos, Steve Witkoff, ha declarado que la manera más efectiva de detener el conflicto sería aceptar las conquistas territoriales que Rusia ha logrado tras más de tres años de batalla.
El mayor desafío ahora será convencer a Ucrania de que renuncie a una quinta parte de su territorio y persuadir a los aliados europeos para que acepten esta dura realidad de la guerra, lo que implica dejar de financiar la resistencia de guerra de Kiev. Uno de los mayores temores de La rosa es que Washington intente utilizar la guerra comercial como palanca para presionar a sus «aliados» en esta lucha contra Rusia, un temor que parece tener fundamento.
Matanza en Sumi
La brutalidad de la guerra también hace eco. Este domingo, dos misiles balísticos rusos fueron lanzados contra la ciudad ucraniana de Sumi, cerca de la frontera con Kursk, territorio de la Federación Rusa, el cual fue parcialmente invadido el verano pasado y donde todavía operan algunas fuerzas de Kiev.
El aumento de los ataques rusos en áreas civiles de Ucrania envía un mensaje claro a la Administración de Trump: la guerra en Ucrania podría intensificarse, y la única forma de ponerle fin es aceptar los términos que propone Moscú. Así, tras haberse visto debilitada su acción externa por múltiples frentes abiertos, Estados Unidos podría estar dispuesto a dar ese paso crucial.
A cambio de estos debilitamientos, la Casa Blanca ha mostrado su disposición a aceptar el despliegue de una fuerza de interposición europea, pero sin participación estadounidense. Moscú, por su parte, ha reiterado que no desea tropas europeas en Ucrania, ya que eso implicaría una presencia de tropas de la OTAN antes de que se establezcan nuevos límites tras una posible paz.
Una guerra que ya ha dejado marca en Estados Unidos
Todos estos pasos se encuentran oscurecidos por los nuevos aranceles que Trump ha implementado a principios de este mes, especialmente en el marco de la auténtica guerra de negocios que ha emprendido contra China. En este contexto, la atención de Trump se centra en esta batalla, que tiene más implicaciones para la hegemonía americana que un conflicto como el ucraniano, donde los únicos interesados parecen ser los países europeos.
Mirando hacia la crisis aduanera con China, que podría poner a riesgo las finanzas globales, y en medio de un tensión creciente con Irán en torno a su programa nuclear, Trump busca resolver el problema ucraniano lo antes posible.
Este viernes, Witkoff se reunió con el presidente ruso, Vladimir Putin. Tras esa reunión, Trump mantuvo un mensaje algo vago, mencionando que las conversaciones ‘van bien’ y subrayando la urgencia de alcanzar un cese al fuego de inmediato.
Los rusos, en cambio, adoptaron una postura más cautelosa. «Todo va bien,» comentó el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, pero añadió que «no debemos esperar resultados inmediatos, ya que los problemas han sido demasiado complejos y han sido desatendidos durante mucho tiempo». Lo que indica Moscú es que la guerra continuará por un tiempo si no se cumplen los objetivos rusos, sin importar quién lidere la responsabilidad.
Un disuasivo
Este viernes, tras la reunión entre Witkoff y Putin, incluso el enviado especial, Keith Kellog, manifestó su apoyo al despliegue de un disuasivo internacional, sin participación estadounidense, en las áreas traseras de Ucrania, una vez se establezca un cese al fuego entre Kiev y Moscú.
Esta es también una demanda de la UE y Ucrania. Los responsables de defensa de Gran Bretaña y Francia, los dos países que, en principio, contribuirían a esas fuerzas de disuasión, indicaron que antes de finalizar el mes se daría información sobre el apoyo de la llamada «coalición voluntaria» para respaldar a Ucrania, tras las confrontaciones con Rusia.
Aun así, los europeos parecen reacios a enviar tropas a Ucrania y buscan organizar apoyos, pese a que el final de la guerra no parece próximo, especialmente considerando la negativa de Rusia a aceptar ciertas condiciones, como el despliegue de fuerzas de combate de países de la OTAN en Ucrania para asegurar cualquier tipo de armamento. Rusia ha sugerido que el despliegue de tropas en Ucrania podría ser una posibilidad al final de la contienda.
El tema espinoso de la partición de Ucrania
El periódico Los tiempos ha informado que, de acuerdo con fuentes cercanas a Kellog, se defiende la «partición» de Ucrania entre fuerzas europeas, ucranianas y rusas, estableciendo una zona desmilitarizada de hasta treinta kilómetros a lo largo de la línea del frente. Kellog no propuso defender la degradación de Ucrania, pero tampoco ocultó su falta de oposición a tal idea.
El mediador, Witkoff, destacó con claridad que la anexión rusa de las cuatro regiones ucranianas invadidas por el ejército del Kremlin es algo a tener en cuenta en el proceso de negociación, según fuentes de la agencia Reuters. Después de sus contactos con los rusos, liderados por el enviado Kirill Dmitriev, y con el propio presidente de los Estados Unidos, Witkoff ha propuesto que la forma más rápida de consolidar un alto al fuego en Ucrania es respaldar la estrategia de reconocer la anexión de Moscú de las cuatro regiones ucranianas ocupadas, las cuales fueron ilegalmente incorporadas por Rusia en 2022, unos meses después de la invasión, es decir, Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón.
Kellog advirtió a Trump sobre la férrea oposición que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, mostraría ante cualquier pérdida territorial, lo que hace que la visita de Witkoff a Moscú y su encuentro con Putin puedan haber sido decisivas para que Trump considere una aproximación sincera con Putin.
La entrada de Rusia en EE.UU.
El presidente de los Estados Unidos ha manifestado una conexión con Putin al eximir a Rusia de las cargas aduaneras significativas, lo cual ha complicado las relaciones con aliados tradicionales como los países europeos, socios de la OTAN, así como con Canadá y las naciones que evolucionan en Washington en Asia, como Japón y Corea del Sur.
Con estos «amigos», se inicia una negociación dura donde cada parte busca equilibrar la presión aduanera. Con Rusia, la situación es distinta; la Casa Blanca ya está considerando la posibilidad de reducir algunas de las sanciones impuestas previamente para castigar su invasión de Ucrania.
Sin embargo, el ataque reciente en Sumi, que resultó en más de treinta muertes y cientos de heridos, ha forzado a la administración Trump a acelerar el proceso de negociación. A diferencia de la situación con los palestinos, que sufren numerosos ataques de Israel sin que esto provoque protestas significativas dentro de la administración, el lamento por las muertes de ucranianos parece resonar con más fuerza en ciertos círculos republicanos. Esto ha llevado a críticas crecientes sobre el acercamiento de Trump a Putin.
Witkoff, la clave en las negociaciones
Tras su reunión con Putin el viernes en San Petersburgo, la figura de Witkoff se ha vuelto esencial en estas negociaciones, que podrían intensificarse en las próximas semanas debido a la promesa de que Trump busca alcanzar un resultado antes de que termine abril. Aunque inicialmente el presidente de los Estados Unidos sugirió que podría terminar la guerra en pocas horas, parece que la realidad es que el proceso tomará mucho más tiempo.
Trump se ha dado cuenta de que, a menos de cien días de su gobierno, que concluyen a finales de este mes, no hay paz en Ucrania y que tanto Rusia como Ucrania, con el apoyo de sus aliados europeos, están dispuestos a expandir el conflicto.
A pesar de la firme determinación de París y Londres de continuar la guerra e incluso de enviar tropas a Ucrania antes de dar el siguiente paso, parece que hay poco que la Casa Blanca pueda hacer más allá de presionarlas en el ámbito económico.
En cuanto a Rusia, tampoco puede haber un efecto, a pesar de las amenazas nocturnas de aumentar las sanciones. Existe el riesgo de que Moscú se acerque aún más a China, la amenaza inminente para Trump. En estas circunstancias, la situación se torna más crítica para Ucrania, y Witkoff ha mencionado repetidamente que el conflicto terminará rápidamente una vez que se reconozcan las conquistas territoriales de Rusia o se reclamen en futuras disputas en tribunales internacionales.
«Son rusófonos» y «ha habido referéndums en los que la mayoría aplastante de la población ha declarado que desea estar bajo el gobierno de Rusia«, expresó Witkoff refiriéndose a las cuatro regiones ocupadas. En cuanto a Crimea, que también fue anexada ilegalmente en 2014, no se menciona nada en este contexto.
Días cruciales para Ucrania, si la aduana lo permite
Dentro de la Casa Blanca, Witkoff cuenta con el respaldo del asesor de seguridad nacional, Mike Waltz, otro halcón en la administración de Trump. Esta convergencia de opiniones, junto con la influencia del vicepresidente JD Vance, podría ejercer presión sobre Zelenski y su esfuerzo por evitar un desastre inminente.
Sin embargo, incluso Zelenski es consciente de que, en el corto plazo, la cuestión principal respecto al conflicto ucraniano ya no será solo la partición del país, sino el futuro de Ucrania en la nueva arquitectura de seguridad de Europa. Una nueva lucha se avecina en la que el Kremlin resistirá para convertir a Ucrania en un escudo europeo contra Rusia; aquí es donde el apoyo del bloque unionista podría ser más efectivo.
Queda por ver si Trump se compromete con una Europa debilitada por Rusia o si puede asegurarse de tener una voz crucial en la toma de decisiones en el panorama geopolítico del Nuevo Mundo.
13/04/2025