




Impactantes fotografías que circularon en las redes sociales la noche del viernes en las que se ve a varios encapuchados disparando flechas contra uniformados de la Undmo -ex Esmad-, como resultado de lo cual cuatro agentes resultaron heridos.reflejan un panorama mucho más amplio: un país sacudido por bloqueos, manifestaciones y desmanes en varias partes del territorio.
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Estos hechos, que conectan a Bogotá, el Pacífico colombiano y otras zonas del país, han generado debate sobre las causas de la ola de protestas. esta semana y qué profundas consecuencias tendrá esto para Colombia tras el acuerdo alcanzado el viernes para poner fin al caos.
Bloqueos en la vía a Buenaventura. Foto:Iusef Samir Rojas
Los bloqueos en la vía Buga-Buenaventura, que conecta al país con el puerto más importante para la economía colombiana y uno de los diez más importantes de América Latina, provocan pérdidas diarias por 40.000 millones de pesos, al tiempo que controlan el 40% de las exportaciones del país y dejan varados 8.000 vehículos al oeste del Valle del Cauca. durante cuatro días. Según Buenaventura Como Vamos, cada cierre de 24 horas podría significar pérdidas por más de 10.000 millones de pesos en transporte, almacenamiento y retrasos en exportaciones e importaciones.
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El director ejecutivo del Comité Intersindical y Empresarial del Valle del Cauca (Ciev), Juan Manuel Sanclemente, dijo que son más las pérdidas que los logros producto de estas protestas: «Estos bloqueos se han vuelto tan repetidos y tan sistemáticos que se están convirtiendo en destructores de valor. Y esta destrucción de valor, por supuesto, se paga con empleos».
La zona, por donde pasan entre el 40% y el 45% de las exportaciones del país, se caracteriza por una pobreza que se manifiesta en cifras preocupantes. La tasa de mortalidad por desnutrición en niños menores de cinco años en Buenaventura es de 9 por 100.000 habitantes, y además, sólo el 14% de la población total (aproximadamente 324.000) tiene acceso a un sistema de abastecimiento de agua, lo que no abastece de agua las 24 horas del día al puerto más importante del país.
Bloqueos en la vía a Buenaventura. Foto:Iusef Samir Rojas
Estas condiciones precarias motivan a sectores de la población a dedicarse a la minería ilegal, no ahora, sino durante décadas, en muchos casos al servicio de grupos armados. Allí, el frente disidente «Jaime Martínez» al mando de «Iván Mordisco» tiene un fuerte control territorial. Según fuentes del ejército y la policía en el Valle del Cauca, los disidentes están manipulando a la población más vulnerable para traficar con drogas y armas, así como con la minería ilegal de oro. En este caso, una de las hipótesis de las autoridades fue que grupos al margen de la ley podrían haber estado detrás de los bloqueos hacia el puerto, con el objetivo de controlar al Gobierno Nacional. De hecho, Cali y Buenaventura, así como el sur y suroeste del Cauca, son las principales zonas donde estos grupos producen coca y la distribuyen a países de Centroamérica y Estados Unidos o al interior del país.
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Un informe de inteligencia consultado por EL TIEMPO muestra que los honorarios por participar en estas acciones pueden llegar hasta el medio millón de pesos. En el Cauca, donde simultáneamente se ha bloqueado la Carretera Panamericana, la población restringida por grupos armados es sometida a presiones principalmente para impedir el ingreso de militares que realizan trabajos relacionados con la erradicación de cultivos de coca. El mismo método de operación se replica en bloqueos que cuestan menos de 500.000 pesos. «Detrás de los bloqueos también están grupos armados con intenciones claras», afirmó una fuente de inteligencia.
Bloqueos en la vía a Buenaventura. Foto:Iusef Samir Rojas
Por su parte, la gobernadora del Valle del Cauca, Dilian Francisca Toro, aseguró sobre el último bloqueo que no se trataba de personas de la comuna. «Pertenecen al Congreso del Pueblo, que tiene una estrategia de bloquear cuatro o cinco departamentos del país y les exige que cumplan con sus obligaciones con el Gobierno Nacional. La dificultad es que el Gobierno Nacional no cumple con eso y vienen y nos bloquean las carreteras», dijo el presidente.
¿Orquestado en el Cauca?
La afirmación de que estas protestas fueron cuidadosamente planificadas y generaron suficientes ingresos se ve reforzada por el bloqueo simultáneo de la Carretera Panamericana en el sur del Cauca, también realizado por comunidades indígenas, afro y campesinas. Los cierres ocurridos en la comuna de Rosas también desde el 14 de octubre traen más de 50 bloqueos reportados en lo que va de 2025. El comandante de la Tercera División del Ejército, general de brigada Hernando Africano, condenó las presiones del ELN a las comunidades que participan en las protestas. «Estos bandidos llegaron a pueblos y ciudades para intimidar a los civiles con armas», dijo. En el mismo sentido, la secretaria de Gobierno del Cauca, Maribel Perafán, confirmó que el gobierno había recibido denuncias de supuestas presiones por parte de grupos armados ilegales. “En municipios como Bolívar los líderes comunitarios han manifestado que no se dejarán presionar ni explotar. Rechazamos completamente este tipo de acciones”, afirmó el funcionario.
Este año varios cortes en la vía a Buenaventura Foto:Iusef Samir Rojas
Por mi parte Organizaciones sociales advierten que protestan porque la falta de una política clara de soberanía alimentaria ha llevado al empobrecimiento de las familias campesinas, lo que afecta la producción local y el abastecimiento de alimentos. «Queremos producir, no sobrevivir gracias a la ayuda. El campo puede sostener al país si invertimos en él», dijeron los líderes agrícolas.
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Una de las reclamaciones más urgentes proviene de familias afectadas por los desprendimientos y derrumbes ocurridos en Rosas el 9 de enero de 2023. Las personas afectadas dicen que el Estado no ha cumplido sus obligaciones de reubicación ni ha prometido devolver tierras y casas. En un comunicado, explicaron que cuando se presente la emergencia por aludes, el Gobierno Nacional anunció la reubicación de 264 familias afectadas por aludes, prometiendo adquirir propiedades en un plazo de 15 días y entregar 10 hectáreas de terreno por familia, así como construir viviendas dignas y proyectos productivos. «Llevamos más de un año esperando una solución. Todavía estamos en refugios y endeudados. Nadie responde», comenta una de las personas afectadas por el bloqueo.
Bloqueos en la vía a Buenaventura desde el 14 de octubre. Foto:Iusef Samir Rojas
Al referirse a la situación actual, el analista político y columnista de EL TIEMPO, Gabriel Cifuentes, explicó que las recientes manifestaciones reflejan un fenómeno especial: están organizadas por la misma base social que apoyó en su momento a la izquierda y al presidente Gustavo Petro. Según él, estas declaraciones de los ciudadanos no parecen necesariamente dirigidas contra los líderes locales, sino que indican un creciente descontento con las deficiencias en la implementación de las políticas del Gobierno Nacional.
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Cifuentes señaló que las demandas de los manifestantes pueden interpretarse como una reacción al incumplimiento de las promesas hechas por la administración Petro, lo que coloca al Ejecutivo en una situación compleja. En su opinión, estas movilizaciones revelan la dificultad de distinguir la ineficacia del gobierno del apoyo político que el propio gobierno ha mostrado a tales manifestaciones sociales. “Los costos políticos son evidentes”, advirtió, “porque las mismas bases sociales que antes los apoyaban ahora están insatisfechas”.
En particular, en la vía que conecta Urabá Antioquia con Medellín, miembros de la comunidad indígena Jaikerazabi obstruyeron el paso de vehículos a lo largo de un tramo de 65 kilómetros de este corredor, cerca de Mutatá y Dabeiba. Los indígenas también exigieron al Gobierno Nacional estar presente en la zona y atender sus solicitudes relacionadas con sus necesidades sociales, territoriales y la protección de sus derechos. El secretario de gobierno de Mutatá, Juan Guillermo Orozco, explicó que las demandas de la minga estaban dirigidas al gobierno del Chocó. De igual forma, Orozco reveló que tras las conversaciones sostenidas en los últimos días con los indígenas, acordaron garantizar el paso humanitario por la zona de bloqueo.
Bloqueos en vías de acceso al departamento del Chocó Foto:Redes sociales
«Es una razón válida para hacer huelga, pero la gente está cansada porque estos tipos ya han abusado de este mecanismo para resaltar los problemas. La gente está cansada de esto», dijo un líder campesino de la aldea de Agualinda en la comuna de Carmen de Atrato en Chocó.debido a los bloqueos en las principales vías del departamento que se prolongaron durante tres días. La concentración se produjo en la localidad de El Tabor del municipio de Tadó, que conduce de Quibdó a Pereira, y en el sector de El 16, Carmen de Atrato, en la vía Quibdó a Medellín.
Entre las demandas de las comunidades indígenas y campesinas de Carmen de Atrato destacó una petición en particular: que la Empresa Distribuidora del Pacífico SA (Dispac), responsable de los servicios energéticos en el departamento, dejó esta tarea en manos de las Empresas Públicas de Medellín (EPM). Señalan incumplimiento de normas que derivaron en interrupciones del servicio en la región.
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Debido a la paralización del suroeste del país y graves daños en carreteras claves en Cesar, Chocó y Urabá en Antioquia, representantes de la Presidencia de la República de Polonia y del Ministerio del Interior se reunieron la tarde del viernes con los líderes de la protesta.con la presencia y supervisión de delegados de la Defensoría del Pueblo se logró un acuerdo preliminar que permitió a los manifestantes regresar a sus territorios y poner fin a los bloqueos la tarde de ayer. Para este propósito El gobierno nacional ha establecido un espacio de consulta permanente denominado “Por la Vida y la Sostenibilidad en los Territorios”, el cual consta de múltiples mesas de diálogo que se realizarán con diferentes comunidades para discutir diversos puntos de interés de los manifestantes a lo largo de la próxima semana.
Stefanía León Arroyave,
Karolina Bohórquez
y Michel Romuleroux
Editorial Nación y Cali
TIEMPO