Punto de inflexión – abajo

El concepto de caos se puede definir como «Confusión, desorden o afección inconfundible e indefinida, que puede aplicarse a situaciones impredecibles y no organizadas». Hoy en día, esta noción refleja de manera precisa la inestabilidad y la incertidumbre que ha invadido a nuestro mundo contemporáneo. La estructura de las relaciones internacionales se ha visto afectada significativamente, generando un estado de confusión y desorden que parece ser la norma más que la excepción.

En el ámbito político mundial, el gobierno de los Estados Unidos ha llevado a cabo cambios drásticos y sorprendentes en las dinámicas del escenario global. Esto ha generado un ambiente marcado por la inestabilidad y la incertidumbre, donde en tan solo 56 días desde el inicio de su mandato, se han tomado múltiples decisiones que afectan no solo la política local, sino que también tienen repercusiones a nivel nacional e internacional. Estas acciones del gobierno de EE. UU. han trastornado el equilibrio preexistente, creando un entorno donde los elementos que constituyen el sistema internacional, anteriormente organizados y establecidos, ahora flotan sin un orden claro.

Las reglas del juego están, sin lugar a dudas, transformándose, y el propósito que subyace a estas modificaciones es la reorientación del control político, económico y militar de Estados Unidos en el contexto global. La fricción que se observa en esta fase inicial de la metamorfosis requiere que la respuesta del gobierno se adapte a la agitación actual. Aunque este momento es difícil de prever, las políticas implementadas sugieren un entorno cada vez más complejo y prominente que está en plena evolución.

Desde esta perspectiva, el enfoque realista de la política se vuelve sumamente relevante. Como bien se dice en la sabiduría popular: las cosas son como son, no como nos gustaría que fueran. El realismo político se centra en el poder como objetivo primordial de las acciones en el ámbito de la política. En el marco de las relaciones internacionales, este enfoque enfatiza la inevitabilidad de la competencia y el conflicto, contrastando con el discurso liberal que suele abogar por la cooperación y la paz. Ignorar las consecuencias de las colisiones en curso, ya sea para cumplir con acuerdos preexistentes o para intentar evitarlos, sería un error monumental. Quedarse de brazos cruzados en una postura de aislamiento no es una opción viable.

Esta situación pone de relieve la fragilidad del sistema internacional que ha prevalecido durante casi ocho décadas. Se ha ido cuestionando abiertamente el control liberal y sus imperfecciones, puesto que se expone también la interconexión entre el desarrollo humano y la creatividad social en la historia. Es de suma importancia que dediquemos un esfuerzo por entender mejor las perspectivas y posibilidades que se avecinan en el futuro cercano. Las condiciones para un desmoronamiento del orden establecido ya están en pleno desarrollo.

Los desafíos que podrían surgir en el futuro, así como el proceso necesario para establecer un nuevo sistema, plantean interrogantes que requieren una profunda reflexión, coherencia intelectual y un sentido agudo de responsabilidad. Es fundamental que se considere la gestión de estas circunstancias desde un enfoque innovador, alejándose de las prácticas habituales. Debemos contrastar el modelo de gobernanza que ha dominado durante tanto tiempo, el cual favorece la concentración de poder y la creación de organizaciones sociales que promueven políticas de autorización. Nuevas alianzas entre el poder político y económico están emergiendo, lo que redefine los parámetros de la colisión en esta nueva era de incertidumbre. Nos encontramos en un momento crítico que, por su propia naturaleza, es altamente impredecible.

La radicalización tanto del sector de la derecha como del de la izquierda exige un reevaluación profunda de la situación actual. Es esencial analizar en qué medida la actual junta directiva es capaz de realizar una transición hacia un futuro diferente y más inclusivo. Esta situación recuerda la emblemática metáfora de la «viuda embarazada», acuñada por el pensador ruso Alexander Herzen, que ilustra la lucha entre el poder vigente y los nuevos paradigmas que están surgiendo.

No se debe olvidar que la experiencia de la Segunda Guerra Mundial no puede ser analizada simplemente a través de la línea temporal de 1914 a 1945. Actualmente, Europa atraviesa un conflicto prolongado en Ucrania. Los estragos provocados por Stalin entre 1932 y 1933, que resultaron en la pérdida de 3.9 millones de vidas en la población rural a causa del Holodomor, aún resuenan en nuestra memoria colectiva. La invasión de Alemania a la Unión Soviética en junio de 1941 marcó el inicio de una campaña política y militar que devastó Ucrania, convirtiéndola en uno de los territorios más afectados en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, donde se registraron decenas de millones de muertes. En la actualidad, Putin se enfrenta abiertamente a la Unión Europea, y el impulso de redefinir el orden político heredado de 1945 está más presente que nunca.

Las coordenadas del conflicto actual están siendo trazadas con claridad. Las obras de Curzio Malaparte, un reportero y diplomático, sirven como testimonio literario que resuena con la posibilidad inminente de que se repita la historia. En su legado literario se encuentran obras como «Volga nació en Europa» y «Kaputt», que emergen como un grito de reflexión y toma de conciencia.

17 de marzo de 2025

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