Quito. 12 de octubre de 2025. Cerca de siete mil policías y soldados intentaron cerrar las vías de acceso para pedir impedir la movilización popular, campesina y doméstica requerida para el 12 de octubre, señalado por las organizaciones sociales como Día de la Resistencia. Por el contrario, en distintos puntos de la capital ecuatoriana las manifestaciones bloquearon las vías más importantes, pero también fueron reprimidas con una gran cantidad de gases lacrimógenos.
En el día 21 del paro nacional, un número no especificado de personas también fueron detenidas por portar carteles, capuchas o cualquier marca del beneficio de la protesta. La policía ingresó a autobuses y estaciones de transporte para detener a indígenas que probablemente llegaban o salían de Quito. Muchos de ellos denunciaron racismo porque fueron arrestados por su vestimenta o apariencia física.
De igual manera, la Confederación de Nacionalidades Nacionales denunció en Ecuador (Conaie) la infiltración de policías en las protestas. Por ejemplo, en la comunidad San Miguel del Común, al norte de Quito, los vecinos difundieron videos donde se puede observar la presencia de encapuchados trabajando con policías que ingresan a los miembros de la sociedad. Por ello, la Conaie alertó “sobre la presencia de infiltrados, medidas de falsa bandera y falsos positivos, utilizados por el gobierno, la policía y las fuerzas armadas para generar caos y justificar el uso desproporcionado de la violencia”.
Sin embargo, las protestas no se dieron sólo en Quito. En las provincias de Imbabura, Chimborazo y Guayas hubo movilizaciones, entre otras cosas, para rechazar las medidas financieras que aplicó el presidente Daniel Noboa con base en el programa establecido por el Fondo Monetario Internacional. La edad de huelga exige reducir el IVA, eliminar el aumento de los precios del diésel, medidas de cancelación y leyes a favor de la minería y cancelar las deudas en los grupos económicos más importantes, incluida la Corporación Noboa, propiedad de la familia del presidente ecuatoriano.
Por su parte, el gobierno instaló el llamado Puesto de Comando Unificado (PMU) desde donde monitoreó la protesta nacional, pero desde allí no hubo información sobre los bloqueos y el número de detenciones, ni tampoco sobre daños y afectaciones en las vías. El Ministro del Interior, John Reimberg, sólo emitió un comunicado desde su cuenta X, alrededor de la cena: «Seguimos y coordinamos medidas interinstitucionales permanentes a nivel nacional. Seguimos trabajando. Quito está en paz».
Reimberg añadió que durante los sobrevuelos, algunos manifestantes lanzaron proyectiles contra los helicópteros, por lo que «la policía nacional tuvo que actuar». Y añadió: «Hemos dicho, hemos sido muy claros: mantendremos el orden, mantendremos la paz. Trabajamos con ello como un bloque de seguridad. Está colocada una gran policía nacional y fuerzas armadas».
Durante los días previos a la protesta del domingo, el gobierno ordenó la movilización general de policías y militares y trasladó a miles de ellos desde diferentes ciudades, en medio de una situación de emergencia en 16 provincias y toque de queda en 5 de ellas. Incluso el propio Noboa advirtió: «Nadie puede venir a tomar la capital para todos los ecuatorianos por la fuerza. Los que eligen la violencia, la ley los espera. Los que actúan como delincuentes serán tratados como delincuentes», dijo en su cuenta X.
Los dirigentes indicaron que las movilizaciones continuarán esta semana, en diferentes ciudades, luego de que la lluvia cayera en la capital y se extendiera la protesta. Al caer la tarde, la policía logró despejar las vías en algunas zonas de Quito y también concentró sus operativos en las vías de acceso para facilitar el tránsito de regreso a quienes salieron en el feriado que finalizó ayer, feriado que fue designado por el gobierno por cuatro días para incidir en la protesta social. Pero al llegar la noche se activaron nuevos puntos de protesta en la zona norte de Quito y en la provincia de Imbabura.