Luchando contra el oligopolio – desde abajo

Nos encontramos en tiempos verdaderamente tumultuosos. Cada día nos enfrentamos a una nueva crisis, a declaraciones alarmantes provenientes de la Casa Blanca, y a decisiones que nos dejan perplejos. Además, seguimos viendo las consecuencias de la Administración Trump, que ha alterado drásticamente nuestra percepción de la política y la gobernanza en Estados Unidos.

Quiero aprovechar esta oportunidad para analizar la situación actual en la que nos encontramos, en medio de muchos desafíos y reconocer que, aunque las malas noticias parecen agotadoras, también hay aspectos positivos que debemos considerar.

En mi opinión, hay ciertos elementos fundamentales del fenómeno conocido como trumpismo que merecen nuestra atención: el oligopolio que se ha afianzado, la autoridad excesiva de los líderes, la deshonestidad que es preocupantemente rampante, una creciente división en nuestra sociedad y una política económica que brinda riqueza a unos pocos mientras las familias trabajadoras y pobres siguen luchando por sobrevivir.

Históricamente, Abraham Lincoln habló sobre un gobierno “del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.” Sin embargo, es evidente que hoy en día tenemos un gobierno que parece estar más enfocado en servir a los intereses de un reducido grupo de millonarios, en vez de velar por el bienestar colectivo de la ciudadanía.

Elon Musk, por ejemplo, ha contribuido con $277 millones para la campaña de Trump, propiciando su ascenso al poder. Además, Trump ha nombrado a otros 13 millonarios para liderar varias unidades del gobierno, lo que parece reforzar la idea de que los ricos están tomando control de nuestras instituciones públicas.

Durante muchos años he debatido sobre el fenómeno del olvido en nuestra sociedad y cómo parece convertirse en una realidad palpable que cada vez más personas están reconociendo. La política de Trump no solo se caracteriza por el olvido, sino también por la reestructuración de los mecanismos democráticos. Trump ejerce sus facultades para recortar fondos que el Congreso ha asignado, finaliza programas esenciales y utiliza el término «emergencia» para justificar decisiones que a menudo carecen de fundamento legal.

El respeto por la libertad de expresión también está en riesgo. Ha iniciado demandas contra importantes medios de comunicación como ABC, CBS, Meta y Des Moines, por la publicación de noticias que considera inapropiadas. La Comisión Federal de Comunicación bajo su control ahora investiga a organizaciones como PBS y NPR, apuntando a intimidar a los medios que osan criticar su administración.

Además de atacar la prensa, Trump también ha arremetido contra nuestro sistema judicial. Ha amenazado a jueces que percibe como adversos a su agenda, y ha manipulado la interpretación de las leyes para beneficiarse. Su comportamiento despiadado ha llevado a que se cuestionen las bases mismas de nuestra democracia.

Las universidades no han escapado de su represión. Ha lanzado ataques en contra de instituciones como Harvard y Columbia, imponiendo sus propias visiones sobre la educación superior y buscando silenciar el disenso. Esta intolerancia hacia la crítica es preocupante y refleja un deseo de cimentar un control autoritario sobre la educación.

A medida que estas preocupaciones proliferan, se hace urgente reconocer la ola de resistencia que está surgiendo en el país. En los últimos meses, he estado en una gira por estados como Nebraska, Iowa, Wisconsin y Michigan. Las asistencias a estos eventos han superado nuestras expectativas. Por ejemplo, en Denver, reunimos a 34,000 personas, un testimonio claro de la frustración y el deseo de cambio que tienen los estadounidenses. La ira hacia Trump y sus políticas se ha vuelto palpable, y los republicanos lo han notado. Musk, incluso, se atrevió a cuestionar la veracidad del número de asistentes a nuestros eventos.

No solo debemos sentirnos alentados por la respuesta en masa; también hemos estado formando estrategas comunitarios que están comprometidos a luchar contra el olvido y construir un programa que beneficie a las familias trabajadoras del país. En próximas fechas, estaré en California junto a la representante Alexandria Ocasio-Cortez, realizando múltiples reuniones, además de otros eventos en Boise, Salt Lake City y Missoula.

El trumpismo no será derrotado a menos que millones de estadounidenses se unan a un movimiento poderoso que rechace el olvido, la política de austeridad y la política divisiva que únicamente beneficia a unos pocos. Y estos encuentros son la base para este cambio.

Queridos compatriotas, estamos quizás al borde de una revolución política que hemos anticipado por tanto tiempo. La paciencia de la población se ha agotado ante un gobierno que favorece al uno por ciento. Las voces de millones de personas se están alzando no solo para gritar “no” al olvido, sino también para afirmar “sí” a aumentos en el salario mínimo, “sí” a la protección del Seguro Social y “sí” a la atención médica como un derecho humano fundamental.

Finalmente, es crucial que la lucha que enfrentamos no solo sea por los nuestros, sino por un futuro mejor. Debemos seguir luchando para construir un gobierno que funcione para todos, no solo para una élite privilegiada.

De Bernie Sanders, MP de Senado independiente de Vermont

14 de abril de 2025

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