A juzgar por el menor número de siembras y la baja de precios, para la Federación Nacional de Productores de Cereales, Leguminosas y Soja – Fenalce, 2025 no fue un buen año, dijo en entrevista con LA NACIÓN. Arnulfo Trujillo, dirigente sindical.
@cate_manchola
“Lamentablemente en Colombia se ha perdido la soberanía alimentaria porque de lo que se consume en el país, apenas producimos el 15%”, advirtió Arnulfo Trujillo, gerente de la Federación Nacional de Productores de Cereales, Leguminosas y Soja – Fenalce, en entrevista con LA NACIÓN.
La Federación registra siembras a nivel nacional de nueve granos: maíz, sorgo de maíz, soya, frijol, cebada, trigo, avena y guisantes; y también se aplican a las lentejas y garbanzos importados.
Según el directivo, el balance del sector cerealero hasta finales de 2025 no es muy alentador, ya que el país sigue aumentando el consumo, pero la producción nacional no logra satisfacer la demanda. En Colombia se consumen alrededor de 13 millones de toneladas de estos granos, algunos se consumen directamente y otros se transforman mediante balanceos y concentrados.
un accidente
El directivo señaló que el maíz representa la perspectiva más crítica y que en 2024 la producción cayó un -19%, tendencia que continuó en 2025 por los impactos climáticos y la caída de precios por la importación de maíz más barato. «La sobreproducción que hubo en el norte hizo que el maíz importado llegara a un precio más bajo y los precios nacionales cayeron».
En definitiva, «las perspectivas para fin de año no son positivas, debido a la menor siembra, pero también a la caída de los precios». Y ante esta situación, los agricultores no ven rentabilidad, porque, «si el productor vende maíz a 1.200 dólares el kilogramo, y lo produce a 1.100 dólares, no alcanza para pagar los intereses de los bancos».
Otro factor que agrava la crisis es el aumento de los costos de producción, especialmente en regiones como Huila y Tolima. Trujillo advirtió que «los costos de arrendamiento son muy altos, el precio es demasiado alto, el maíz en el Huila fácilmente cuesta $1.800.000 o $2 millones por hectárea», además de insumos costosos, mano de obra elevada y maquinaria «anticuada, vieja», lo que genera pérdidas tanto en la siembra como después de la cosecha.
Por este motivo, Fenalce presentará al nuevo Gobierno una propuesta de ajuste de la política agraria que sea «fuerte y clara, que permita salvar la soberanía alimentaria del país».
De lo anterior se desprende que la mera entrega de tierras, como propone el actual gobierno, no es suficiente: se necesitan máquinas y equipos para producir más, «no estoy de acuerdo en que se den títulos por títulos… los alimentos que el país necesita realmente deben producirse».
Caso Huila
Trujillo señaló que Huila se mantiene como el mayor productor nacional de leguminosas, con cerca de 18.000 hectáreas sembradas anualmente en municipios como Colombia, Tello, Algeciras, Garzón, San Agustín, Oporapa, La Plata, Santa María, entre otros. Explicó que es el cultivo más rentable respecto a los demás: «el costo de producción por hectárea puede ser de siete millones de pesos, pero una hectárea fácilmente puede rendir 1,8 o incluso más toneladas por hectárea, y hoy el precio es de 1.300 dólares el kilogramo, lo que equivale a 12 millones de dólares por hectárea».
Además, aunque el maíz en este departamento no supera las 5.000 hectáreas anuales y su rentabilidad es baja, el gremio implementa un programa para promover la rotación del arroz y el maíz con la soja porque la producción podría superar las 15.000 hectáreas. El directivo explicó que la soja «mejora el suelo gracias al nitrógeno que inyecta y reduce los ciclos de plagas y enfermedades».
En el Huila ya se registra la siembra de soja y la meta es llegar a las 400 hectáreas. Hace cuatro años no había cultivos en el país y ya asciende a 92.000 hectáreas.
Al final, Trujillo insistió en que el país ha descuidado a los productores de granos, aunque son la base de la alimentación diaria. “Representamos la seguridad alimentaria del país, los cereales son lo que está cada día en la mesa colombiana”.
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