Las musas griegas, Talía y Melpómeno, han sido reconocidas a lo largo de la historia como representaciones esenciales de la experiencia humana que abarca tanto los momentos de alegría como de dolor. Estas figuras icónicas, acompañadas de las clásicas máscaras que simbolizan una amplia gama de emociones, fueron evocadas el jueves 27 de marzo durante la primera jornada del Festival Rirereo de Picnic. En este evento, el público se emocionó con las presentaciones de La roca visceral de Arde Bogotá, la nostalgia etérea de Marias y el pop introspectivo de Diamandis Art, logrando cautivar a más de 1,500 asistentes. La energía era palpable, y a pesar de la diversidad de géneros musicales, existía un hilo conductor entre ellos: la melancolía.
A diferencia de la percepción común de los festivales que suelen estar inundados de luces brillantes y una energía frenética, el FEP 2025 ofreció también un respiro. Hubo espacio para los bailes lentos, las lágrimas de desamor y las manos levantadas al son del rock, la onda oscura y el pop.
Introspección de la roca
“Si la felicidad escapa, bailaré con dolor”, fue la frase que resonó en la presentación de Arde Bogotá mientras interpretaron la canción ‘La Torre Picasso’.
La voz de Arde Bogotá, Antonio García, trajo la esencia del rock de los 70 al escenario.
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César Melgarejo. Tiempo.
Con un estilo que trae a la mente el rock de los años 70, la banda logró conectar profundamente con el público mediante sus letras introspectivas. Un fan, cerrando los ojos y agitando ambas manos en el aire, mencionó: “Me duele el pecho”, refiriéndose a Salvación, exhibiendo el ambiente que el grupo generó durante su actuación.
Sensualidad nostálgica
María Zardoya, la voz de Marías, compone sus letras en inglés y español.
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César Melgarejo. Tiempo.
María Zardoya, originaria de Puerto Rico y la única mujer en el grupo Marías, encantó al público con sus movimientos hipnóticos que acompañaban sus baladas de estilo alternativo. En su interpretación de Estimado, un himno de la banda, un globo verde voló sobre el escenario, simbolizando el contraste de emociones en el público: una cara sonriendo y la otra ahogada en la tristeza. Los gritos y las sonrisas coexistieron en una mezcla fascinante.
Oraciones vibrantes
Artmas Diamandis, un artista británico con raíces chipriotas, llevó a todos a un viaje emocional a través de sus sonidos de onda oscura. A pesar del ritmo acelerado de sus canciones, las letras de su música encuentran un lugar en el corazón de quienes experimentan anhelos y desencantos.
Conocido por Me gusta la forma en que me besas, popularizado en TikTok, Diamandis se mueve de un lado a otro en el escenario, aunque su interacción con la audiencia es breve, limitándose a un simple «Gracias» al finalizar cada tema. Sin embargo, la intensidad de sus letras resuena profundamente, mostrando vulnerabilidad a través de su interpretación.
Me gusta la forma en que me besas de Artmas, llegó a ser parte de la lista global de Spotify en abril de 2024.
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Nicolás Alvarado. Tiempo.
La canción Ibas a soñar destaca la esencia del estilo único del artista, guiando al oyente a través de letras que transmiten angustia con frases como: “Sé que me estás usando. Tal vez te estoy usando. Tal vez también lo estamos usando”. Esta línea resuena en el escenario de Falabella, mientras el público se mueve al compás de una melodía elíptica, sin levantar los pies del piso.
Las manos temblorosas, los abrazos que parecen durar más que los propios shows y la conexión con el cielo representan la experiencia compartida en las tres actuaciones. Cada uno de los artistas marcó una presencia única, creando un espacio nostálgico que resonó a lo largo del festival, convirtiéndolo en un acontecimiento memorable.
Mateo Bonilla Moreno
Escuela de Tiempo de Periodismo Multimedia.