Jerusalén. Durante una conferencia de prensa llevada a cabo ayer, el ministro de Defensa de Israel, Israel Katz, anunció que el ejército israelí mantendrá su presencia militar indefinidamente en las zonas de seguridad situadas en Gaza, Líbano y Siria. Esta declaración podría complicar las negociaciones con Hamas que buscan establecer un alto el fuego y facilitar la liberación de los rehenes. La postura de Katz sugiere un endurecimiento de la estrategia militar israelí, marcando una clara diferencia con actitudes anteriores.
Katz enfatizó que, a diferencia de episodios pasados, las fuerzas armadas israelíes no planean retirarse de estas regiones, y reafirmó que las bases y posiciones militares permanecerán en las mencionadas áreas como una medida de protección, creando una barrera entre el estado israelí y sus enemigos en situaciones tanto temporales como permanentes, refiriéndose al conflicto en Gaza, así como a la situación en Líbano y Siria. Esta afirmación subraya la intención del gobierno israelí de establecer un control militar a largo plazo en regiones estratégicamente importantes.
En un contexto operativo más amplio, el ejército israelí ha avanzado en más de la mitad del enclave de Gaza en el marco de una campaña diseñada para presionar al Grupo de Resistencia Palestina para que libere a los prisioneros en su poder, un esfuerzo que se intensificó tras el término de un alto el fuego el mes pasado en Tel Aviv. La negativa de Israel a retirarse de ciertas áreas de Líbano tras un alto del fuego con Hezbolá el año pasado, así como el establecimiento de una zona de seguridad en el sur de Siria, reflejan una política decidida de mantener una presencia militar en estos territorios, especialmente después de que las fuerzas rebeldes derrocaran al ex presidente Bashar Al Assad en diciembre.
Desde la perspectiva de los palestinos y de sus países vecinos, la presencia militar israelí es considerada una ocupación que infringe las normas del derecho internacional. Hamas, por su parte, ha afirmado que no liberará a los distintos rehenes que se encuentran bajo su control a menos que Israel lleve a cabo una retirada total de los territorios ocupados y se establezca un alto el fuego duradero.
Paralelamente a esta situación, una creciente disidencia ha surgido dentro de las fuerzas de seguridad israelíes. Más de 200 altos funcionarios de la policía israelí han expresado su demanda de que se devuelvan todos los rehenes, incluso si eso implica cesar las hostilidades en Gaza. Esta petición resuena con un pronunciamiento realizado la semana anterior por cerca de mil miembros de las fuerzas aéreas, mostrando un notable giro en la opinión dentro de las filas del ejército. Este movimiento busca priorizar la vida de los rehenes por encima de la continuidad de la guerra.
La carta, que apoya la protesta de los veteranos de la Fuerza Aérea, incide en la preocupación de aquellos que han dedicado su vida al servicio militar y a la seguridad del país. A la semana pasada, prácticamente mil recursos, tanto en activo como en la reserva, se unieron para firmar una carta que sorprendió a la sociedad israelí. Los firmantes pidieron el retorno inmediato de los rehenes israelíes en manos de Hamas a través de un acuerdo negociado, a la vez que solicitaron la cesación de las hostilidades en Gaza, argumentando que la guerra actual es más el resultado de intereses personales y políticos que una auténtica necesidad de seguridad nacional.
La reacción del primer ministro Benjamin Netanyahu y su gabinete a estas demandas no se hicieron esperar; el gobierno describió estas iniciativas como actos que socavan el servicio militar en tiempos de guerra y como una especie de apoyo indirecto al enemigo. En un comunicado, la ONU informó que desde que se intensificaron las operaciones militares en Gaza, casi medio millón de palestinos han sido desplazados, y desde el mes pasado, se estima que han muerto alrededor de 1,652 palestinos, según declaraciones recientes de Stéphanie Tremblay, portavoz del secretario general de la ONU.
Por otro lado, en el Líbano, el presidente Joseph Aoun ha confirmado que su administración está intentando iniciar un diálogo directo con Hezbolá para desarmar al grupo armado chiíta, lo que representa un intentó significativo de abordar una problemática muy compleja en la región, según informó CNN.



