En BArranquilla, el nombramiento del obispo estadounidense Robert Francis Prevost como el Papa Leo XIV, un nuevo líder de la Iglesia Católica, fue acogido con gran ilusión y entusiasmo. Esta noticia no es menor, ya que su trayectoria está íntimamente ligada a esta vibrante ciudad caribeña colombiana, donde dejó una huella importante Durante su tiempo como un general anterior de la Orden de San Agustín, un puesto que ocupó entre 2001 y 2012.
En ese período, Prevost se destacó por su cercanía con las comunidades de fe agustinianas en Colombia. Formó parte esencial de su plan de misión, el cual incluía Barranquilla, donde tuvo la oportunidad de visitar directamente diferentes órdenes y compartir momentos inolvidables con sacerdotes, estudiantes y feligreses. En particular, su paso por la escuela secundaria de Cervantes y su conexión con la parroquia de San Nicolás, un templo agustiniano, son recordados con cariño, pues este último ha brindado apoyo constante al centro religioso de la ciudad.
Fray Ronald Antívar Muriel, el vigente vicario provincial de Aguanianos en Colombia y rector de la escuela secundaria de Cervantes, fue testigo directo de estas visitas.
Tuvimos la fortuna de compartir con él. Era una presencia cálida y fraternal. Siempre expresaba que se sentía como en casa aquí. Es un hombre culto, sonriente y humilde. Su estilo de liderazgo no ha sido opresivo, sino profundamente pastoral.
Fray Ronald Antívar MurielGobernador de la provincia agustiniana en Colombia
Papa con el alma de América Latina
Papa Leo XIV. Foto:Andrej Isakovic / AFP
Aunque de ascendencia americana, el nuevo Papa ha forjado una carrera profundamente influenciada por su experiencia en América Latina. Antes de llegar a altos cargos en el Vaticano, dedicó más de dos décadas de su vida a trabajar en Perú como Agustino Misionero, donde logró ganarse el afecto de la comunidad al demostrar su compromiso pastoral y sensibilidad. Esta trayectoria, según sus hermanos, le permitió integrar la complejidad social y espiritual del continente.
«Es uno de los nuestros, lleva en su corazón la esencia de América Latina. Su manera de ser, su simplicidad, y su forma de comunicarse, de abrazar y escuchar… lo hicieron sentir parte de nuestra comunidad» – enfatizó Fray Antívar Muriel. Por esto, para los agustinos y la feligresía en Colombia, su elección fue no solo sorprendente, sino profundamente simbólica. «Es un regalo de Dios tanto para la iglesia como para nuestra orden.» añadió.
La Arquidiócesis de Barranquilla también celebró la elección de Leo XIV. Monseñor Édgar Mejía, obispo auxiliar, tuvo la oportunidad de conocerlo en Roma en 2024, durante el tiempo que Prevost ejerció como prefecto del Dicasterio para Obispos. «Noté en él una persona humilde y sencilla, con un gran sentido pastoral», comentó.
Además, Monseñor Mejía subrayó la coherencia entre el pensamiento de Leo XIV y los lineamientos que dejó el Papa Emérito Francisco. «En sus primeras declaraciones como Papa, ya mostró su deseo de fomentar la unidad, el diálogo y continuar con la misión de la iglesia en la sociedad. Esto representa una esperanza de continuidad respecto a lo que fue el pontificado anterior«, reflexionó.
Patrimonio en Barranquilla y su conexión con la región del Caribe
Barranquilla, Colombia. Iglesia de San Nicolás en el centro de la ciudad. Foto:Vanexa Romero/ El Tiempo
Aparte de su estrecha relación con la comunidad educativa de la escuela secundaria de Cervantes y la parroquia de San Nicolás, Prevost también mostró interés en la rica historia de la presencia agustiniana en la región del Caribe, que ha estado entrelazada con la fundación de ciudades como Barranquilla y con la evangelización en el norte del país durante siglos.
«Nuestra misión y la esencia de ser misioneros están directamente conectadas con la historia fundacional de esta ciudad. Él reconocía y valoraba la importancia de la memoria en la construcción de la fe» en la promoción de la educación y en el trabajo pastoral en sectores vulnerables.
Hoy, los miembros de la Orden y muchos Barranquilleros pueden mirar con orgullo a aquel religioso que los visitó con humildad y una sincera sonrisa, ahora asumiendo el papado bajo el nombre de Leo XIV. Es una figura accesible y competente en la región que ahora acepta el reto de liderar la Iglesia Católica en un tiempo crucial.
«Que el Señor acompañe al Papa Leo XIV en esta nueva misión. Confiamos en que, junto a su espíritu latino y su vocación misionera, nos representará con amor y sabiduría«, concluyó Monseñor Mejía.