El 5 de marzo de 2025, se llevaron a cabo las reuniones de la Conferencia de Asesoramiento Político Chino y el Parlamento Nacional (APN), dedicadas a la Agencia Legislativa Suprema. Estos dos eventos son fundamentales para fomentar el diálogo nacional anual, sincronizar expectativas y evaluar tanto los objetivos a corto como a mediano plazo. En el transcurso de 2025, también se tiene como meta el diseño del programa XV quinquenal, que abarcará el periodo de 2026 a 2030. No obstante, vale la pena señalar que este evento pasó relativamente desapercibido en América Latina y el Caribe, lo que podría indicar una falta de atención hacia los desarrollos políticos y económicos en China por parte de estas regiones.
Durante las reuniones, se revisaron una serie de documentos y presentaciones que abarcan desde asuntos de interés nacional hasta cuestiones de carácter internacional, así como el papel de la colaboración en el ámbito global. Uno de los documentos más relevantes fue el informe de trabajo del gobierno, elaborado y presentado por el primer ministro Li Qiang, que consta de 37 páginas y resulta especialmente útil para comprender las preocupaciones y planes del país para el año 2025. Examinemos algunos de los puntos clave que podrían ser de interés general.
En primer lugar, el gobierno chino prevé un crecimiento de aproximadamente 5 puntos porcentuales para el año 2025, lo que se traduce en una tasa de crecimiento del 5 por ciento. Además, tiene la intención de crear más de 12 millones de empleos en áreas urbanas, con el objetivo de mantener la tasa de desempleo urbano en un 5.5 por ciento. De igual manera, se estima que habrá una reducción en el consumo de energía por unidad de PIB, lo que profundiza la tendencia que China ha tenido en cuestiones ambientales durante más de una década.
En segundo lugar, se planteó que para llevar a cabo una variedad de políticas —las cuales se detallarán más adelante—, China destinará cerca del 4 por ciento del PIB a gastos fiscales este año. Es crucial que la política económica y monetaria se enfoque en mejorar la calidad de vida de la población y, al mismo tiempo, fomentar el consumo interno, así como fomentar la inversión a largo plazo y promover el desarrollo general de la sociedad china y su economía. En este sentido, el informe establece con claridad las prioridades a seguir.
Un aspecto fundamental del informe es su énfasis en la «nueva calidad productiva», que se enfoca en la innovación y el desarrollo tecnológico, especialmente en lo que respecta a procesos y productos disruptivos que podrían tener un impacto significativo. La administración actual, como hemos señalado previamente, ha estado promoviendo activamente tecnologías avanzadas, incluido el ámbito de la inteligencia artificial. El apoyo al sector privado seguirá siendo clave, y el gobierno se compromete a potenciar la escala técnica en sectores como la mecánica, la tecnología de dosis y la implementación de redes 6G, entre otros. Esta estrategia está alineada con la política que se ha adoptado en los últimos años, centrada en la modernización económica mediante la vinculación de la ciencia y la tecnología con la producción.
En cuanto a la habitación, el informe hace hincapié en que los objetivos relacionados con la ciencia y la tecnología y la estrategia de innovación se orientarán a fortalecer la «autoactividad» del país, lo que indirectamente menciona la necesidad de adaptarse a restricciones impuestas por otros países, como Estados Unidos, respecto al acceso a tecnologías avanzadas y productos específicos, sobre todo en el área de semiconductores. Justo en estos días, Huawei ha anunciado nuevos avances en la producción de semiconductores para sus equipos informáticos, lo que marca un cambio importante respecto a las importaciones pasadas. Este enfoque también incluye nuevos presupuestos para empresas enfocadas en ciencia y tecnología, así como para la investigación en laboratorios y universidades.
Por otro lado, para el año 2025, el gobierno chino planea seguir desarrollando un mercado interno unificado para productos, servicios y tecnologías específicas. Históricamente, estas medidas han resultado cruciales, especialmente en el sector de telecomunicaciones y en el software, donde el gobierno ha protegido a sus empresas a través de un mercado interno que les permite una integración efectiva en el mercado mundial y facilita las exportaciones.
Finalmente, es importante señalar que China seguirá adelante con su política de «reforma y apertura», priorizando la atracción de inversiones extranjeras directas, incluyendo importaciones. La iniciativa de la Franja y la Ruta, que ha estado en marcha desde 2013, continuará siendo fundamental en su estrategia de cooperación internacional a través de un conjunto de proyectos piloto en Europa.
Afrontando las fluctuaciones políticas y económicas, especialmente con la incertidumbre generada en Estados Unidos bajo el liderazgo del presidente Donald Trump y sus implicaciones en la inversión, las medidas que han surgido de estas reuniones en China son moderadas pero decisivas. Las empresas en Estados Unidos, que han enfrentado meses sin inversión en su mercado, contrasta con el avance de las empresas chinas que continúan cerrando diferencias tecnológicas con sus competidores más cercanos. En muchos sectores, ya son consideradas líderes. La pregunta permanece: ¿cómo evolucionará esta dinámica?
Enrique Dussel Peters, PRofesor graduado en economía y centro de investigación chino y mexicano en UNAM