



Según el Dane, en Colombia el 44% de las mujeres rurales no cuentan con ingresos propios. El panorama es similar al del Valle del Cauca.
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En América Latina, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que sólo el 38% de las mujeres rurales tienen acceso a servicios financieros formales, mientras que La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) estima que si las mujeres tuvieran el mismo acceso a los recursos que los hombres, la productividad agrícola aumentaría hasta un 30%.
Mujeres rurales. Foto:Fundación WWB Colombia
En el Día Internacional de la Mujer Rural, El 15 de octubre la Fundación WWB Colombia presenta el informe “Recomendaciones para lograr una mayor inclusión financiera de las mujeres del área rural” lo cual se desprende de una investigación previa que involucró a 258 mujeres del país”.
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En su investigación, la Fundación advierte que las barreras estructurales y culturales son tan determinantes como las económicas. Sobrecarga de trabajo de cuidados no remunerado, bajo nivel de educación, Los estereotipos de género y los prejuicios institucionales obstaculizan su acceso a los servicios financieros, incluso si dichos servicios existen en sus territorios.
Además, existe falta de historial crediticio, requisitos estrictos de las entidades financieras y desconfianza persistente hacia las instituciones, lo que se refleja en los testimonios de muchas mujeres rurales.
«Uno piensa mucho antes de pedir un préstamo, porque si en algún momento no puedes pagar la cuota, inmediatamente lo reportan a Datacrédito. Y queda como un rastro. A veces simplemente no hay nada de qué quejarse», dijo una sevillana consultada por este informe.
El documento también muestra cómo las condiciones territoriales, la pobreza extrema y el origen étnico exacerban la exclusión: la pobreza extrema reduce la probabilidad de acceso a financiación en aproximadamente un 24% y la condición de afrocolombiano en un 11%.
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dispersión geográfica, La falta de infraestructura bancaria y de conectividad digital y la mala adaptación de los productos financieros a las realidades rurales completan el cuadro de desigualdad.
Además, existe un déficit en educación financiera, lo que impide a las mujeres utilizar servicios de alta calidad. No basta con abrir una cuenta u obtener un préstamo: muchas personas no pueden beneficiarse plenamente de ellos debido a sus escasos conocimientos financieros y a la falta de soporte técnico.
“La inclusión financiera puede ampliar sus oportunidades, fortalecer sus emprendimientos y mejorar su calidad de vida. El trabajo coordinado entre el sector público y privado es fundamental para desarrollar políticas financieras, productos y servicios que respondan a las necesidades de la población rural y especialmente de las mujeres en este contexto”, afirmó Soraya Husain, Directora de Investigación de la Fundación WWB Colombia.
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Hacia la inclusión: recomendaciones
El Día Internacional de la Mujer Rural es una fecha establecida por las Naciones Unidas en 2007 para reconocer su papel clave en la seguridad alimentaria, el desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza.
El tema de este año es «El ascenso de las mujeres rurales» y es un homenaje a ellas y un llamado a la acción para mejorar sus medios de vida, liderazgo, derechos y resiliencia, en línea con la Agenda Beijing+30. La agenda para esta fecha incluye iniciativas como el Año Internacional del Agricultor 2026, el Decenio Interamericano de los Derechos de Todas las Mujeres, Jóvenes y Niñas del Medio Rural (2024-2034), así como movimientos sociales en diversas partes del mundo.
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en este camino El informe de la Fundación WWB Colombia, además de diagnosticar las brechas, contiene recomendaciones detalladas sobre cómo reducirlas:
1. Productos financieros con sensibilidad de género y territorial que comprendan la realidad de las mujeres rurales, sus ciclos de ingresos, responsabilidades de cuidado y formas de organización comunitaria.
2. Educación financiera y digital para la autonomía, reconociendo que el acceso sin conocimiento no garantiza un uso efectivo. En muchas zonas rurales, las mujeres tienen teléfonos móviles pero no saben cómo utilizar las aplicaciones y plataformas bancarias.
3. Fortalecer las finanzas comunitarias, que tienen un gran valor entre las formas tradicionales de ahorro y crédito, como las cadenas de ahorro, los fondos rotatorios y las cooperativas rurales. Se propone reconocerlos e integrarlos.
4. Simplificar procesos y eliminar barreras estructurales para que más mujeres puedan acceder al crédito y al ahorro, reduciendo trámites y diseñando mecanismos alternativos de evaluación de riesgos.
5. Alianzas entre el Estado, el sistema financiero y las organizaciones rurales: acción articulada entre el sector público, privado y social para crear un ecosistema de inclusión financiera con enfoque de género.
Mujeres de ascendencia afro. Foto:Archivo Santiago Saldarriaga / EL TIEMPO
Líderes Rurales de Buenaventura
Los tambores suenan al ritmo del mar. Las olas rompen en la Bahía de Buenaventura y los cantantes unen los sonidos de la marimba con las palabras de la maestra Aura Dalia Caicedo.
“Somos el remanente que sobrevivirá”, dice la líder y activista por las mujeres y las comunidades, incluidos los jóvenes de Buenaventura, que despiertan cada día con el deseo de superar años de pobreza y violencia, tanto fuera como dentro de casa. Pero afuera, fueron las balas de grupos armados, incluidos paramilitares, guerrillas y ahora disidentes, las que han asustado a más de 400.000 residentes de Buenos Aires.
El maestro Caicedo cree que estos jóvenes “se están convirtiendo en ese fermento donde poco a poco se puede ir incrementando ese buen ambiente que era negro (…), nos estamos moviendo en el medio de este rango” y asegura que una cultura llena de espiritualidad y amor son herramientas para que los chicos eviten caer en alguna pandilla o grupo armado.
La docente, como defensora de sus comunidades, ha llamado durante años en foros a la sociedad colombiana a reconocer este aporte cultural para lograr cambios profundos, sanando la situación de las personas afrodescendientes, entre la pobreza y el conflicto, conflicto al que se ha sumado la minería ilegal.
«¿Por dónde empezar cuando se mira Buenaventura, Tumaco, Chocó o Guapi? Es fácil caer en la desesperación», dice el maestro Caicedo.
Cree que la lucha libertaria del marronage y el palenque fue posible gracias a la poderosa fuerza del Aché, o una espiritualidad asociada al respeto a la Madre Naturaleza.
La docente explica que se realizaron clases de tambores con las comunidades, como el “Prae por la Paz”, que se llevó a cabo en agosto de 2024, así como veladas culturales dirigidas a jóvenes y jóvenes de instituciones educativas.
Como el maestro Caicedo, el maestro Waldistrudis Hurtado Trabaja para sus comunidades, y también en Buenaventura, organizando talleres para mujeres y jóvenes como parte de programas, por ejemplo para mujeres de zonas rurales.
Dice que debido a las difíciles condiciones del entorno, estos talleres se realizan en el casco urbano de la ciudad de Puerto Valle del Cauca, pero los participantes no pueden regresar tarde en la noche por la misma situación de orden público. De igual forma, señala que se impulsó la iniciativa Jóvenes por la Paz con la participación de 100 chicos, bajo el mismo lema, en un intento de darles fuerzas para llevar a cabo su proyecto de vida.
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