«Felicitaciones, hija. Te amo». Esta emotiva declaración de Yaneth, una madre de 51 años, resonó en los oídos de su hija Victoria, una adolescente de apenas 13 años, y provocó una amplia sonrisa en su rostro. A principios del año 2024, Victoria inició un viaje educativo junto a 35 de sus colegas en la Estación Nacional del Ejército, un paso que marcaría un antes y un después en su vida. Tras un proceso de selección, fue elegida, junto con otros nueve estudiantes, para asistir a un programa de educación virtual, logrando graduarse con un nivel A2 en inglés.
Este curso no solo le brindó la oportunidad de aprender un segundo idioma, sino que también le abrió las puertas a nuevas experiencias, como conocer Cúcuty, ir al cine por primera vez y hospedarse en cuatro hoteles diferentes. Para ella, estos momentos son especialmente valiosos, dado que vive lejos de casa, en la región de Catatumbo, donde la violencia es una constante en la vida cotidiana. Según las cifras más recientes del Comando Unido, más de 64,291 personas han sido desplazadas de esta zona debido a los conflictos entre el 33º frente de las FARC y el bloque noreste del Ejército Nacional de Liberación (ELN), dos grupos en lucha por el control territorial.
Victoria reside en el camino Tibú, en Norte de Santander, y asiste a clases por las tardes. El trayecto hacia la escuela le toma aproximadamente 15 minutos caminando, un esfuerzo que repite todos los días. A inicios de 2024, fue seleccionada para participar en el programa Eco Kids, implementado por el batallón de Apoyo Integral y Desarrollo No. 2 en colaboración con la Fuerza de Tarea Vulcana del Ejército Nacional y la compañía privada Supergiros. Este programa forma parte de una estrategia más amplia para el desarrollo sostenible de la región de Catatumbo.
«Este es un esfuerzo para enseñar a niños y jóvenes en Catatumbo mediante la Estación Nacional del Ejército. Iniciamos con 200 niños, y hasta ahora hemos logrado completar un ciclo con diez, lo que representa un gran avance», comenta el mayor Mario López Acevedo, comandante del Batallón de Acción Integral. A su vez, el Ejército también ha informado que los niños participantes en ECO han podido seguir las pautas educativas establecidas por el Ministerio de Educación en cuanto a los métodos de aprendizaje.
Esta modalidad de enseñanza no es nueva en Colombia. Desde 1947 hasta 1994, un gran número de campesinos han tenido la oportunidad de aprender a leer y escribir gracias a Radio Sutatenza, una radio que buscaba cerrar la brecha educativa entre las zonas rurales y urbanas. Un ejemplo representativo es Mario Osorio, un hombre de 75 años, quien relata que cada mañana se sentaba a escuchar clases a través de la radio y, gracias a ello, pudo aprender a firmar documentos, al igual que miles de colombianos.
Catatumbo, en Norte de Santander. Foto:Andrés Carvajal
Victoria se despierta a las 7 am cada día, lista para prestar atención a sus clases en la institución; sin embargo, su momento más esperado llega a las 2 de la tarde, cuando comienza su lección de inglés. Como parte de su rutina, saca una radio que escucha en la frecuencia 90.3 de la estación de Estario Tibú Colombian, disfrutando de un nuevo módulo educativo cada día.
«El acceso a Internet es bastante limitado y muchos no cuentan con computadoras para aprender. Además, la escasez de energía dificulta el uso de estas herramientas. Por ello, imprimimos 200 tarjetas y, en colaboración con el ejército, desarrollamos recursos audiovisuales para el aprendizaje. Identificamos a la población objetivo, realizamos un análisis demográfico y establecimos una alianza con la escuela Tres Bocas para que los niños puedan usar la hora de inglés para estudiar», explica Liliana Campos, gerente de Man-Manning Supergiros.
Victoria, que sueña con ser abogada y actriz, comparte que tanto ella como sus compañeros recibieron un kit para aprender inglés que incluía una radio, una tarjeta de 66 páginas, colores y otros materiales didácticos. Para ella, el proceso de aprendizaje no fue complejo, gracias a las clases previas que recibió de su maestra Sandra. Sin embargo, le preocupa su pronunciación y se siente insegura al leer en voz alta. «Creo que aprender este idioma abre puertas a más oportunidades laborales y de viaje. Disfruté aprender a nombrar animales en inglés, así como los números, los días y muchas otras cosas», dice entusiasmada.
La experiencia más hermosa fue ver cómo los niños llegaron con muchas expectativas y deseos de aprender. Ellos mostraron alegría al conocer el idioma inglés y el anhelo de seguir aprendiendo.
Mario LópezComandante del Batallón de Apoyo Integral y Apoyo de Desarrollo No. 2.
De lunes a jueves, entre las 10 am y 12 pm, incluso durante el almuerzo, Victoria aprovechó para escuchar el podcast educativo. Por su parte, algunos compañeros comenzaron esa rutina desde el primer día. «Transmitimos la misma cápsula en horario matutino y vespertino para aquellos que no podían asistir en vivo», explica el mayor López, quien aclara que las lecciones no se impartían en tiempo real, sino que eran grabadas para garantizar la seguridad de los docentes del Instituto de Inglés para Todos (IPT), con quienes se coordinaron los contenidos y módulos de cada día.
Aprendizaje en línea
Gracias a su compromiso y buenas calificaciones, Victoria, quien finalizó en primer lugar en su curso, junto a nueve de sus compañeros, recibió una beca para continuar su aprendizaje del inglés de manera virtual con IPT. Para su familia, ha supuesto un orgullo ver cómo Victoria superaba las expectativas y se convertía en un modelo a seguir para sus compañeros que aspiran a participar en proyectos similares.
«Pudieron continuar su formación utilizando una tableta que se entregó a dos estudiantes. Además, recibieron educación en una institución donde tenían acceso a una computadora e Internet», precisa Campos.
El esfuerzo y dedicación de Victoria rindieron frutos. El 7 de diciembre del año pasado, tras un viaje de ocho horas, ella y su familia llegaron a Cúcuta para su ceremonia de grado en el Teatro Zulima. Durante este evento, padres, miembros del ejército, maestros y compañeros aplaudieron a los graduados de nivel A2 en inglés. «Estaba emocionada por ser la primera de mi clase y vivir este día tan especial», dijo la joven.
El mayor López destaca que «la experiencia más hermosa ha sido ver la emoción de los niños al llegar con tantas expectativas para culminar su formación. Se reflejan en sus ojos la alegría de aprender inglés y su deseo de continuar con su educación. Este es el objetivo: ayudarles a seguir formándose para mejorar el país, especialmente en regiones donde el acceso a la educación es limitado».
Aparte de la ceremonia, los estudiantes tuvieron la oportunidad de ir al cine, disfrutar de palomitas y hospedarse en un hotel de cuatro estrellas, lo que les hizo sentirse especiales. «La mayoría de ellos se sorprendieron cuando vieron la pantalla grande y la película comenzó, porque era la primera vez que lo experimentaban», comparte el mayor López.
Los primeros diez graduados no serán los únicos beneficiados. Tanto el ejército como Supergiros tienen planes de expandir el programa. «Este año, nuestra meta es llegar a 200 estudiantes y graduar a 100 más, ampliando la iniciativa a Ocaña, Cúcuta y otras localidades de Norte de Santander», concluye el mayor López, quien además menciona que están trabajando en otros proyectos destinados a mejorar la infraestructura y el rendimiento de la comunidad en Catatumbo y otros municipios del departamento.
Valentina Robles Angarita
Escritura impresa



