«No es fácil exportar en Colombia»

En una entrevista ofrecida a La Nacia, Javier Díaz Molina, presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior, Analdex, abordó la situación actual en el contexto de la Guerra Tarifaria, impulsada por el presidente de los Estados Unidos, y cómo esta afecta a Colombia.

@Cate_matchola

¿Cómo están cambiando las expectativas de Analdex con respecto al comercio exterior a raíz de la llegada de Donald Trump y sus aranceles del 10% en varios países como Colombia?

El temor que prevalece es que, bajo la justificación de estas tarifas, la economía internacional se contraiga aún más. A medida que diferentes analistas internacionales ajustan sus proyecciones para el crecimiento de la economía mundial, es evidente que estas tarifas impactan directamente en la actividad económica. Para un país pequeño como Colombia, esta situación es muy adversa, ya que dependemos en gran medida de la dinámica de la demanda internacional. Si la demanda global aumenta, nuestras exportaciones crecen, pero por el contrario, si la demanda disminuye, nuestras ventas también se ven afectadas. Por tanto, las predicciones de una economía que crecerá a un ritmo más lento influirán directamente en nosotros.

Es difícil establecer un pronóstico exacto, ya que todo depende de la duración de estas tarifas. Observamos que algunos productos, como el petróleo y el oro, eran inicialmente objeto de tarifas, lo que es preocupante dado que forman parte significativa de nuestras exportaciones. Algunos productos, como los teléfonos celulares y computadoras, han quedado exentos, pero aún necesitamos evaluar cómo se desarrollará esta situación a largo plazo.

Se ha estimado que, si se mantienen estas tarifas, el impacto económico podría verse reflejado en un aumento del costo de vida para las familias y consumidores en Estados Unidos, calculándose un costo adicional de aproximadamente $4,000 al año por comprador. Este aumento en costos podría hacer que los consumidores estadounidenses reduzcan sus compras, lo que, a su vez, afectaría la economía colombiana.

Dada esta situación, surge la pregunta de qué tan rápido puede diversificar Colombia su canasta de exportación, no solo en términos de nuevos productos, sino también en nuevos mercados.

No es una tarea sencilla. Hemos estado intentando diversificar nuestra oferta durante al menos 20 años y ahora comenzamos a ver algunos resultados. Hay productos que se venden bien en Estados Unidos; sin embargo, si no logramos venderlos allí, su comercialización en otros mercados es aún más complicada. Un ejemplo claro es el de las flores: un 80% de nuestras exportaciones florales se dirigen a Estados Unidos, y no podemos limitar nuestro mercado a países lejanos debido a las dificultades logísticas y a la corta vida útil del producto. En el caso del café, exportamos un 40% a Estados Unidos, y aunque algunos pueden mencionar a China, la realidad es que el consumo de café allí no se encuentra a niveles suficientes para compensar esa cifra. La diversificación es un proceso que debe llevarse a cabo lentamente para poder mitigar los riesgos.

En el caso de Huila, ¿qué otros productos además del café podrían desempeñar un papel relevante y cuáles son los mercados potenciales?

En este sentido, el sector agrícola en su conjunto ve un gran potencial. A nivel global, la demanda de alimentos se mantiene, especialmente en países que están urbanizando masivamente, como China. Este país ha trasladado a 1,000 millones de personas a áreas urbanas donde ahora se requiere alimento. A medida que continúan buscando garantizar el suministro, América Latina tiene una oportunidad importante; Brasil, Argentina y Uruguay se presentan como competidores, pero Colombia también debe posicionarse en este mercado. Para lograrlo, es urgente realizar ajustes y preparaciones adecuadas.

En este sentido, Huila, ¿qué se necesita hacer para ser competitivo frente a otros departamentos?

Es crucial adoptar una mentalidad que piense en el mercado internacional. La mayoría de nuestros exportadores son de pequeña escala, por lo que adoptar esta perspectiva es fundamental desde el inicio.

Usted ha ofrecido algunas recomendaciones para que Colombia intente disminuir los efectos de las tarifas, incluyendo el consejo de no desacreditarse como país…

Es esencial entablar diálogos más constructivos con los Estados Unidos para buscar la eliminación de estas tarifas. Es importante abordar las negociaciones desde una perspectiva que no se centre únicamente en presentarnos como víctimas de situaciones pasadas, como el narcotráfico. Es un enfoque que ya no resuena en la política actual de Estados Unidos. En la administración actual, se debe promover un intercambio donde se muestre cómo cada dólar generado en el comercio también ayuda a dinamizar la economía estadounidense. Las flores, por ejemplo, generan no solo beneficios para Colombia, sino también un retorno en logística y ventas para Estados Unidos. Este es el tipo de diálogo necesario en un contexto completamente renovado.

Con este nuevo panorama, ¿hay oportunidades reales para Colombia o debemos buscarlas activamente?

Siempre hay oportunidades presentes; cada crisis implica desafíos, pero también abre puertas. Es fundamental mantener una visión optimista y proactiva.

Usted mencionó que solo 411 empresas concentran el 91% de las exportaciones, ¿qué tan complicado es realmente exportar desde Colombia?

El proceso de exportación es complicado, debido a la legislación y la fuerte regulación que enfrentamos. Las sanciones por errores, incluso si son de buena fe, son severas. Por lo tanto, el llamado es al gobierno colombiano para que facilite el proceso de exportación y ayude al sector privado a crecer, logrando así niveles de exportación que estén más alineados con lo que se espera de un país con nuestra economía y población. Actualmente, nuestras exportaciones son apenas la mitad de lo que deberían ser.

Finalmente, ¿cómo han impactado las medidas de Trump en la logística?

La logística se ha vuelto más complicada; hay numerosos barcos llenos de contenedores que no pueden llegar a los Estados Unidos debido a que sus mercancías no se venderán. Esto ha complicado la disponibilidad de barcos y ha afectado los niveles de servicio logístico, frecuencias y horarios. De hecho, pensábamos que la situación se había estabilizado, pero ahora enfrentamos nuevos problemas relacionados con la falta de contenedores y la alza de costos. Es un efecto dominó que agrava una situación ya delicada.

Comparte este artículo

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest