
El primer tribunal civil de la región especializado en la restitución de la Tierra Villavicencio declaró que un par de esposos y sus hijos son propietarios del derecho fundamental al regreso de la tierra, después de la víctima del desplazamiento forzado y la expropiación como resultado del conflicto armado en La Macarena, y el objetivo.
La decisión histórica proviene de 1975, cuando el padre del demandante compró la propiedad en Nápoles, con un área de 5,687 metros cuadrados, ubicado en la octava carrera desde la calle 9 de la acera de Los Cristales, en La Macarena.
Base militar en Macarena (Meta). Foto:Urta
Después de la muerte de su padre en 1981, su hijo compró mejoras e instaló un hotel, con un área de discoteca y recreación, que manejó con su pareja y de la que obtuvo su apoyo económico. El establecimiento se llamaba Estadero Nápoles.
Pero en 2002, la amenaza de los tres partidarios del séptimo frente de FARC, que irrumpió en una instalación de compras tres días después de la masacre cometida por este grupo armado en la población.
Base militar en Macarena, en un lugar que pertenecía a una familia sin un ejército. Foto:Urta
Establecidos en el arma, preguntaron sobre el propietario del establecimiento y amenazaron con la muerte porque no cooperó con la organización armada ilegal. Sin embargo, notaron que lo perdonaron la vida con una condición para proporcionar información sobre el lugar del ejército.
Teniendo en cuenta las amenazas y afirmaciones de los partidarios, la familia se negó a proporcionar información y decidió escapar a Villavicecinco (meta), dejando una propiedad abandonada, que después de la expropiación fue quemada por los partidarios.
Un año después, la propiedad fue extendida por el Ejército Nacional, que instaló una base militar allí. A pesar de las conclusiones presentadas por las víctimas, el Ejército se negó a responsabilidad y no obtuvo acceso al pago de arrendamiento o reconocimiento de la relación legítima de los residentes con la propiedad.
Ur confirmó la expropiación de la Tierra por el ejército. Foto:Ejército nacional
Antes de la familia de solicitantes, el Comando del Ejército argumentó que instaló el Grupo de Tareas Conjuntas Omega, con quien desarrolla el trabajo misionero en la propiedad durante más de 20 años.
Antes de la negativa del ejército, una familia de reasentamiento y demolida fue a la unidad de restitución de tierras (URT), que hizo un reclamo ante un tribunal de restitución, que emitió la sentencia el 10 de julio.
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En la sentencia, el juez Alejandro Barreto Moreno dijo que debido a la importante incapacidad de restaurar la Tierra, ordenó una compensación para compensar, considerando que la presencia estratégica del ejército junto con el aeropuerto local no podía exceder las leyes básicas de las víctimas.
El juez enfatiza que «la durabilidad de la base militar es un acto de expropiación relacionado con el estado, violando el principio de distinguir entre el derecho humanitario internacional, que prohíbe la ocupación de la propiedad civil con fines militares sin la ley y la compensación adecuadas».
URT dijo que la familia recibiría una compensación después de la expropiación del ejército. Foto:HORMIGA.
Por su parte, el director territorial de URT en Meta, Robert Gabriel Barreto Lara, señaló que «la unidad, a través del grupo de fondo, compensará a esta familia con una nueva propiedad en la ciudad que eligen, y también tendrá acceso a la oferta institucional del estado como parte de su compensación integral».
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Este fallo es un precedente importante para reconocer el papel que desempeñó el estado en el guión de expropiación, y tiene como objetivo demostrar la obligación de URT de defender los derechos de las víctimas incluso en los casos más complejos.
Nelson Ardila Arias
Especial a tiempo
Villavicincio